Algunos comentarios sobre la acción-sondeo en el mercado de San Antonio de Barcelona
Esta mañana estuvimos un par de horas en el mercado de San Antonio hablando con tenderos y clientes. Aunque el sábado es el día de más clientela y estrés, no tardamos en hacernos con el ritmo del lugar. Después de unos paseos, tuvimos un mapa con algunas ofertas y demandas interesantes, casi todas, relacionadas con el entorno del mercado: cómo reconocer cuando un producto está fresco, cómo obtener un puesto en el mercado o en ferias itinerantes, cómo montar una cooperativa de consumo, cómo iniciar un huerto, etc.
También hablamos con un vecino bastante activo en asociaciones reivindicativas del barrio, que pedía información sobre los efectos de las antenas de telefonía móvil y los límites legales de las instalaciones. En esa linea él insistía en el sentimiento de impotencia ciudadana, se preguntaba cómo intervenir en planes de los ayuntamientos que afecten a su barrio, antes de que se decidan y ejecuten. No es la primera vez que acabamos en un debate sobre la misma incógnita: cómo sacar a la luz información pública, que en tantas ocasiones se mantiene enterrada por otras informaciones no tan relevantes o por procesos burocráticos que desaniman a cualquiera.
Antes de marcharnos, una tendera del mercado propuso que habláramos con el director para organizar intercambios de conocimientos en un puesto del mercado. La señora dejaba entre líneas que hay muchos puestos vacíos y que el negocio está de capa caída. Como la oficina del director se encontraba a pocos metros, decidimos probar.
Nos pareció interesante saber si es viable o no organizar actividades en tiendas vacías del mercado. Hace un año, una situación parecida desencadenó que iniciáramos una búsqueda de espacios públicos en Barcelona para organizar reuniones u otras actividades de BCC. De esa coyuntura surgieron las intervenciones en escuelas de primaria y secundaria. Tal vez esta anécdota en el mercado se transforme en un nuevo espacio a tener en cuenta.
Para nuestra sorpresa, conseguimos el permiso del director del mercado. Sin embargo, no podía ser tan fácil, para que la cosa cuaje, necesitamos también obtener el consentimiento del Jefe de Comunicación del Instituto Municipal de Mercados de Barcelona. Así que el lunes le llamaremos. En todo caso, será un buen ejercicio para averiguar cuál es el mecanismo para utilizar este tipo de espacios con fines comerciales y no comerciales.
Esta mañana estuvimos un par de horas en el mercado de San Antonio hablando con tenderos y clientes. Aunque el sábado es el día de más clientela y estrés, no tardamos en hacernos con el ritmo del lugar. Después de unos paseos, tuvimos un mapa con algunas ofertas y demandas interesantes, casi todas, relacionadas con el entorno del mercado: cómo reconocer cuando un producto está fresco, cómo obtener un puesto en el mercado o en ferias itinerantes, cómo montar una cooperativa de consumo, cómo iniciar un huerto, etc.
También hablamos con un vecino bastante activo en asociaciones reivindicativas del barrio, que pedía información sobre los efectos de las antenas de telefonía móvil y los límites legales de las instalaciones. En esa linea él insistía en el sentimiento de impotencia ciudadana, se preguntaba cómo intervenir en planes de los ayuntamientos que afecten a su barrio, antes de que se decidan y ejecuten. No es la primera vez que acabamos en un debate sobre la misma incógnita: cómo sacar a la luz información pública, que en tantas ocasiones se mantiene enterrada por otras informaciones no tan relevantes o por procesos burocráticos que desaniman a cualquiera.
Antes de marcharnos, una tendera del mercado propuso que habláramos con el director para organizar intercambios de conocimientos en un puesto del mercado. La señora dejaba entre líneas que hay muchos puestos vacíos y que el negocio está de capa caída. Como la oficina del director se encontraba a pocos metros, decidimos probar.
Nos pareció interesante saber si es viable o no organizar actividades en tiendas vacías del mercado. Hace un año, una situación parecida desencadenó que iniciáramos una búsqueda de espacios públicos en Barcelona para organizar reuniones u otras actividades de BCC. De esa coyuntura surgieron las intervenciones en escuelas de primaria y secundaria. Tal vez esta anécdota en el mercado se transforme en un nuevo espacio a tener en cuenta.
Para nuestra sorpresa, conseguimos el permiso del director del mercado. Sin embargo, no podía ser tan fácil, para que la cosa cuaje, necesitamos también obtener el consentimiento del Jefe de Comunicación del Instituto Municipal de Mercados de Barcelona. Así que el lunes le llamaremos. En todo caso, será un buen ejercicio para averiguar cuál es el mecanismo para utilizar este tipo de espacios con fines comerciales y no comerciales.
OBCAT
PRIORATO GENERAL DE ESPAÑA
ORDEN BONARIA
